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miércoles, 3 de agosto de 2016

DE JUAN CALZADILLA: MÚSICA Y POESÍA INTEGRADAS NO SON DISCORDANTES




Una de las cosas memorables que puede sucederle a un poeta llegado a la última etapa de su vida es que lo inviten a leer sus textos en una antigua ciudad italiana y, para colmo de su felicidad, en un recinto arquitectónico medieval. Ledo Ivo, último maestro de la poesía brasileira, lo logró y fue invitado a leer su obra en la en la mitológica Florencia, poco antes de morir en 2015. Al suscrito se le presentó una ocasión parecida y en junio de 2016 estuvo en Génova, invitado por el 22° Festival de Poesía de dicha ciudad. Aunque no sólo para leer textos de su obra, sino también para asistir a la puesta en escena musical de tres poemas de su autoría según la partitura hecha por el insigne compositor venezolano Luis Ernesto Gómez, quien en su calidad de músico y poeta, asistió al festival de Génova para intervenir en la gesta.

El hecho no deja de tener gran relevancia, independientemente de que halague la vanidad del creador. La poesía no está lejos de la música, pero pocas veces ambas disciplinas se juntan de forma que se complementan, al punto de que al aliarse, pongan en evidencia el origen común que tuvieron en la Edad Media cuando la poesía vagaba por la campiña provenzal en el Centro de los juglares.

La música está adherida al poema como piel al cuerpo. No hay manera de separarlos. Tal fue que el compositor se propuso con la propuesta de Génova:

Hacer del poema un medio transgresor de su propia lógica no deja de tener un viso experimental ante un público habituado a ver la poesía mansamente reducida a meras lecturas orales, por lo general aburridas.

De manera que el espectáculo montado por el músico con los instrumentistas y una cantante de exquisita voz bajo la bóveda del Palacio Ducal de Génova, no dejó de causar asombro y sorpresa del público frente a lo que podrá ser, y fue, una propuesta estimulante y provechosa para quienes se afanan en explorar el poder transmutante del verbo.

Que éste se transforme en sonido, bajo el calor de la oralidad, no quiere decir que renuncie a respetar el sentido del poema sonorizándolo, como aconteció en Génova con la cantata “Asuntos del trópico”, que le habló a la patria de la ópera del talento de la figura del compositor venezolano.

La fusión de música y poesía, tal como se apreció en este experimento, puede ayudar a comprender cómo se relacionan entre sí estas dos disciplinas en apariencia tan distintas una de la otra y cómo se integran en el punto en que la música se convierte en un formato óptimo para divulgar y entender el poema sin disminuir su sentido y lo que gramaticalmente se quiso decir con él, para lo cual el compositor echó mano a un recurso pertinente como fue proyectar el texto traducido al italiano, por la narradora y traductora venezolana Mayela Barragán Zambrano, sobre una pantalla electrónica al tiempo que se oía decirlo en la voz lírica de la cantante.


Resumen

1. La poesía es un medio transmisor de lo que se quiere decir en ella, y por lo tanto, susceptible de alianzas con otras disciplinas para lograr un fin comunicativo.

2. La música en sí no es diferente de la música del poema en cuanto a que música y poesía tienen un origen común en la trova provenzal.

3. La propuesta fue exitosa y bien recibida por el público del Festival Internacional de Génova. Es importante reconocerles que, tras lineamientos de su dirección, por parte del poeta Claudio Pozzani, evaluaron y aceptaron la propuesta musical hecha desde Venezuela, donde la poesía dialoga con la semántica del canto lírico y colocando al servicio de la idea tres de sus mejores músicos.

4. La propuesta de Génova es válida como formato para ser empleado en futuros festivales como medio para impulsar la integración de lenguajes.

5. El recurso de proyectar el texto sobre una pantalla al tiempo que se escucha cantado es importante y cuenta para impulsar el impacto del resultado.


Asuntos del trópico

  El sol
no hace ruido pero
cómo quema. Esa es su manera
de dorarnos la píldora
para recordarnos con saña
que le debemos la vida.
Esa es su manera
de pasarnos la cuenta
y de decirnos que son
nuestros cuerpos el papel
 donde más goza escribiendo su recibo.

  El sol
si no es porque enceguece
cuando lo miramos de frente
de abajo hacia arriba
no sería de verdad.
Esa es su manera
de decirnos que los dioses
no les gusta dejarse ver.

Vela de armas / El árbol editores, Táchira, 2007 



Obra "Asuntos del Trópico", para soprano, flauta y guitarra
Música: Luis Ernesto Gómez
Poesía: Juan Calzadilla.
Estreno: XXII Festival Internacional de Poesía de Génova, 16 de Junio de 2016. 
Soprano: Vera Marenco.
Flauta: Gianluca Nicolini.
Guitarra: Fabrizio Giudice.

viernes, 31 de julio de 2015

LAS CAMPANADAS DE MIGUEL MÁRQUEZ

Publicado en Ciudad CCS



A propósito de la VI Feria del Libro de Caracas que comienza hoy, la Fundación para el Desarrollo Cultural del estado Mérida (Fundecem), de la mano de su presidente Pausides Reyes y del poeta Gonzalo Ramírez, presentará el poemario de nuestro querido Miguel Márquez titulado Campana en el fondo del río, que reúne 62 poemas sobre la vida y sus demonios, la noche y sus ángeles, el poder de la palabra sanadora e hiriente, la gran pregunta que nunca tendrá respuesta. 

En sus páginas Miguel nos hace viajar hacia los tiempos del Grupo Tráfico, fundado en 1981, en el que declararon: 

“Venimos de la noche y hacia la calle vamos. Queremos oponer a los estereotipos de la poesía nocturna, extraviada en su oficio chamánico de convocar a los fantasmas de la psique o de lanzar hasta la náusea el golpe de dados del lenguaje”. 

Los poetas vienen de la noche y la poesía se va a la calle. Y en ese andar y desandar es que siempre me encuentro con Miguel, extraordinario alfayate del gesto poético como vida cotidiana, a quien pude preguntarle cara a cara, suerte la mía, sobre el origen de su Campana en el fondo del río. Su respuesta fue sorpresiva, estos poemas vieron la luz gracias a las redes sociales. Por esa necesidad de crear y decir y hacer que acompaña a quienes toman la palabra como arma liberadora, Miguel iba colgando en su muro del Facebook religiosamente, uno a uno, estos 62 poemas. La aventura internauta ocurrió entre enero y junio del año 2014. Justamente hace poco más de un año, su gran amigo Floriano Martins, ese brasileño incansable, le propuso traducirlos al portugués y publicarlos con la editorial Sol Negro, en Brasil. En ese entonces apenas eran 30 poemas y fueron acompañados por las imágenes de Floriano. Resultó un tiraje de 250 ejemplares. 

Ahora, gracias a Fundecem, podemos tener la totalidad de estos poemas que, curiosos e inquietos, se colaron en el laberinto 2.0 que marca nuestra época. Allí Miguel nos dice: 

“Si uno supiera lo que escribe en un poema,
si entendiera lo que deja de lado al encender
La lámpara, si fuera posible hacerlo a oscuras
Y cabalgar con esa materia gruesa, amorfa,
arisca a las vocales, al ritmo, a la sintaxis,
Si aquello tomara el lápiz y borrara metáforas
Para dar a luz lo que no existe, si uno fuera
Capaz en lo crudo y sin ninguna vergüenza”.

Miguel Márquez nació en 1955 y estudió Filosofía en la UCV. También pudiera decirles que participó en los talleres de poesía del Celarg, que es cofundador del Grupo Tráfico, que dirigió la Fundación Kuai-Mare y que fue presidente de la Editorial el Perro y la Rana. En 1982 fue reconocido por el Premio Fernando Paz Castillo, mención poesía, por Cosas por decir. También es autor de Soneto al aire libre, Poemas de Berna, La casa, el paso, A salvo en la penumbra, Linaje de ofrenda, La memoria y el anzuelo, Fragmentos de la batalla, entre otros. 

Más allá de los datos históricos y bibliográficos, quisiera invocar a Jonatan Alzuru Aponte, quien en su libro Ejercicios para cuidarse. Foucault, Nietzche y Maquiavelo como herramientas, dice: 

“Miguel Márquez es poeta. Estudió filosofía, pero su asunto es pensar ideográficamente. La metáfora es su espada y refugio, su mar y convento”. 

Eso es lo que debemos decir de Márquez: Es poeta y la metáfora es su espada. 

@GipsyGastello
ggastello@gmail.com

LA HERMOSA POESÍA DE CÉSAR RENGIFO

Publicado en Ciudad CCS



Mi compañero de programa de radio, Iván Padilla Bravo, un día dentro de la cabina de RNV Clásica me dijo: ¿Sabías que César Rengifo también era poeta? La noticia me dejó hipnotizada. Durante la conversación, Iván me dijo que la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello había preparado una edición para el 12° Festival Mundial de Poesía, fiesta de la palabra que culminó el pasado domingo. La posibilidad de conocer al César Rengifo poeta se me sembró entre ceja y ceja como una especie de obsesión, tenía que conseguir ese libro.

A finales de la semana pasada, me asomé por la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño, para ver con qué actividad del Festival Mundial de Poesía me encontraba. El azar jugó sus cartas a mi favor, porque coincidí con la presentación del libro del profesor Earle Herrera: La espada sobre el fuego. Los poetas invocan a Bolívar, acompañado nada más y nada menos que por el gran Gustavo Pereira. Entre la emoción, aproveché para preguntarle a uno de los libreros (que siempre son tan amables conmigo, lo que hace de esa librería una de mis favoritas) por la poesía de César Rengifo. El azar me benefició de nuevo porque sí estaba. Sin pensarlo compré ese libro tan deseado que lleva como título: César Rengifo. Poesía reunida, en cuya portada hay una hermosa ilustración de su propia autoría.

Ya en casa, sobre mi sillón negro de dos puestos, ese lugar común que sirve de refugio para la lectura, me sumergí en una poesía hermosa, contadora de historias y realidades, con un verbo calmo y nostálgico, transparente, confesional, ensimismado. En La primera presencia, César Rengifo nos habla del silencio y del hombre:

“¡Al principio fue el silencio!
El hombre, lo que sería el hombre,
yacía disperso en el fondo de las cosas.
El fuego,
el agua
el musgo,
inmóviles estaban. 
¡Por eso al principio fue el silencio!
Y en el silencio,
en ese vastísimo,
sordo,
gris, silencio,
dormían también las voces
y todas las palabras que habrían de pronunciarse”.

Luego, cuando llegan los tiempos en que las voces despiertan, César Rengifo nos dice:
 
“Y el hombre dijo su palabra,
y proclamó su grito…
¡Y nunca más fue el silencio
sobre la vastedad del mundo!
¡Pero el hombre recuerda,
a veces,
que al principio
fue el silencio!”

El prólogo está a cargo del poeta Nelson Guzmán, quien dice sobre la poesía de nuestro centenario César Rengifo: 

“En su interior habita lo inusitado, se sabe en los caminos del sueño. Sus creaciones residen entre las luces de la transparencia. Sus poemas son confesionales, expresan su interior. El hombre debe marchar hacia aquello que lo exprese y sea cónsono con el raudal de sus pensamientos, debemos romper con las fuerzas interiores que nos dejan truncas las esperanzas y esto implica el temple del valor. Rengifo proviene de lugares que le exigían el riesgo y la lucha con pasión por autenticar las exigencias de su espíritu. Este poeta emergió de la región donde habitan todos los dolores y el desamparo, sobrevivió a la huella honda de perder a sus padres en la niñez. Su condición de huérfano lo adentró en las palabras, sus imaginarios apuntan a la creación, a la indagación y al errar”.

Que sea este libro, entonces, el lugar perfecto para descubrir a nuestro César Rengifo, en este que es su año para celebrar el centenario de su nacimiento, como poeta. Porque no solo fue dramaturgo, director teatral, pintor, muralista, profesor y periodista. Fue, es y seguirá siendo por siempre un tallador de la palabra amorosa.

@GipsyGastello
ggastello@gmail.com